Hace un mes celebramos los 199 años del nacimiento de la familia Vedruna y os anunciamos que el 26 de cada mes y hasta el 26 de febrero del 2026 iremos conociendo un poco más de esta familia a la que todos pertenecemos: la familia Vedruna.
Con estas letras de hoy vamos a hacer memoria de aquel 26 de febrero de 1826 cuando Joaquina y 6 jóvenes inician un nuevo estilo de vida religiosa, la congregación de Carmelitas de la Caridad Vedruna.
¿Queréis saber qué hicieron aquel día? Joaquina y las 6 jóvenes, que llevaban viviendo juntas ya desde el 2 de febrero, fueron a la Iglesia de los Padres Capuchinos en Vic (Barcelona). ¡Allí fue donde todo empezó! Con una oración en común, el rezo del Vía Crucis y la participación en la Eucaristía, comenzó oficialmente su vida religiosa. Los que allí estaban, por la novedad del grupo, se preguntan unos a otros, quiénes eran aquellas mujeres, aunque a Joaquina la reconocieron enseguida, porque era la viuda de Teodoro de Más. Alguno más espabilado dijo que ahora Joaquina se había hecho fundadora.
Pues sí. Joaquina de Vedruna había decidido fundar lo que hoy llamamos la familia Vedruna y para eso le escribió una carta al obispo de Vic en la que expresaba con el lenguaje de aquella època lo siguiente:
“Joaquina de Mas y de Vedruna, deseosa de trabajar por la gloria de Dios y bien del prójimo, desea abrazar algunas jóvenes pobres que están abrasándose en amor a Dios y quieren ser religiosas, pero como son pobres y no tienen medios ni lugar en los conventos de pobreza, se están sin poder desahogar su amor al buen Jesús. Le suplico me conceda permiso para abrazar en mi casa algunas almas que con el trabajo y algunas limosnas podrán mantenerse y abrazar la pobreza, siguiendo a nuestro maestro Jesucristo, y también podrán vivir como religiosas" (19 de diciembre de 1825)
La clave del origen de la familia Vedruna: trabajar por la gloria de Dios y bien del prójimo. ¿Qué significa hoy en este siglo XXI trabajar por la gloria de Dios? Implica vivir la fe de manera auténtica y coherente, no sólo en la oración y la liturgia, sino también en la vida cotidiana. Significa dar testimonio del amor de Dios en el mundo a través del compromiso con la justicia, la paz y el cuidado de la creación. En un mundo secularizado, este testimonio es una forma de evangelización silenciosa pero eficaz.¿Qué significa trabajar por el bien del prójimo? La solidaridad con los más cercanos y los más lejanos, con los más vulnerables de la sociedad y del mundo. Esto incluye la educación, la promoción de los derechos humanos, el acompañamiento de los migrantes, la lucha contra la pobreza, la defensa de la dignidad de la mujer, el compromiso con el cuidado de la Madre Tierra… ¡Tantas cosas!.
Joaquina vio, escuchó y tocó la realidad de pobreza y sufrimiento de su tiempo, porque durante un tiempo estuvo haciendo lo que hoy llamamos una experiencia de voluntariado”, y quiso dar respuesta de una manera concreta: crear escuelas para niñas de familias con pocos recursos y cuidar y acompañar enfermos/as.
¿Quieres saber cómo sigue la historia?
El mes que viene, el 26, ¡más!